martes, 18 de mayo de 2010

Plácidos mares de metano


Atención vacacionistas y desarrolladores de sitios turísticos: ¿cansados de las mismas playas de siempre, con arena, sol, agua a 30 grados Celsius, palmeras, restaurantes de mariscos y animadores gritones y ñoños? Pues la ciencia les ofrece playas nuevas y diferentes: las de los mares de Titán.

Titán está aproximadamente diez veces más lejos del sol que la Tierra, girando alrededor de Saturno. Desde 2004, la sonda Cassini, de la NASA y la Agencia Espacial Europea, anda rondando Saturno y sus muchas lunas. Durante uno de sus acercamientos a Titán, en 2007, la sonda Cassini lanzó una señal de radar sobre una región de la superficie de Titán que se encuentra cerca del polo norte del satélite. Titán está cubierto por una densa capa de nubes que no dejan escudriñar su superficie con telescopios desde la Tierra ni con cámaras fotográficas, desde la sonda. La señal de radar se usó para trazar un mapa de la región en cuestión. Se observó una mancha oscura de contorno irregular, como un lago terrestre. Los científicos la nombraron Kraken Mare, o Mar del Kraken, por el monstruo mitológico nórdico llamado así.

Las manchas oscuras de la luna también se llaman mares sin que lo sean. Ponerle así a la mancha oscura no la comprometía a estar hecha de agua, ni siquiera de ninguna sustancia líquida. Desde los años 70 se sospechaba que en Titán podía haber lagos de metano líquido y en 2004 la sonda Huygens, que venía montada en la Cassini, penetró en la atmósfera de Titán y bajó hasta la superficie tomando fotografías aéreas que muestran formaciones muy parecidas a ríos y costas lacustres. Con todo, nadie estaba seguro de que lo fueran. Faltaba saber si contenían un líquido (que no podría ser más que metano, con algunas otras cosas como etano y nitrógeno líquidos).

Hacia 2009, el sistema saturniano entró en una parte de su órbita en la que el sol ilumina el hemisferio norte de Titán (no quiero decir que llegó la primavera en Titán porque esa palabra me evoca florecitas y pastizales reverdecientes, o por lo menos días calurosos y en Titán ambas cosas son desconocidas). El 8 de julio las cámaras de Cassini captaron el reflejo que adorna la cabeza de esta entrada de blog. Un grupo de 15 científicos dirigidos por Katrin Stephan, del Instituto de Investigaciones Planetarias de Berlín, examinó el reflejo y concluyó que se trata de un reflejo especular. Este tipo de reflejos sólo ocurre cuando la luz incide en una superficie lisa como un espejo. En un artículo publicado en la revista Geophysical Research Letters el 7 de abril de 2010, Stephan y sus colaboradores (de otras instituciones alemanas y estadounidenses) muestran que el reflejo provenía de Kraken Mare y concluyen que se produjo al incidir la luz sobre una sustancia líquida, con lo que se corona un capítulo de la exploración espacial que empezó cuando Gerard Kuiper se dio cuenta, en 1944, de que Titán tenía atmósfera. Con la certeza de que en Titán hay superficies líquidas grandes y estables, este satélite se convierte en el único objeto del Sistema Solar con mares, aparte de la Tierra.

Eso sí: no va a ser un destino turístico muy concurrido: está a 1400 millones de kilómetros, en vez de agua hay metano líquido y la temperatura no rebasa los 180 grados bajo cero, hay poco sol, ni una sola palmera y ni quien te venda una cerveza a mediodía o un buen coctel de camarones.

El Mar del Kraken tiene una extensión mayor que el mar Caspio, pero no sabemos su profundidad. Ahora habrá que mandar otra sonda que se zambulla en los helados metanos de Titán y nos mande noticias del primer mar extraterrestre del que tenemos noticia.

martes, 4 de mayo de 2010

Prohibición y violencia

Una sociedad internacional de científicos interesados en la salud y la seguridad de los habitantes de regiones infectadas de narcotráfico publicó un metaestudio (un estudio de estudios) sobre drogas y violencia. La asociación se llama Centro Internacional de Ciencia en Política de Drogas (ICSDP son sus siglas en inglés). El artículo, que es una revisión de 15 estudios publicados a lo largo de 20 años en revistas especializadas, sugiere que aumentar los recursos que dedican los gobiernos a desmantelar el narcotráfico incrementa la violencia. La portada viene adornada con una foto de un vehículo en llamas rodeado de camionetas de policía en Zihuatanejo.

Estuve buscando medios mexicanos que reportaran esta noticia para ver qué opinan los lectores. La opinión mayoritaria se puede resumir por medio de este comentario emblemático: "No manchen, ¿tuvieron que hacer un estudio para eso?" Al parecer, a muchos compatriotas les parece evidente que la política de prohibición lleva a la violencia. También les parece que no habría que gastar tiempo, dinero ni esfuerzo en hacer estudios sobre esto: ¿a poco se tiene que estudiar lo obvio?

Y la respuesta es que sí. Lo que es obvio para unos no lo es para otros (está clarísimo que al gobierno de México, por ejemplo, no se le ha pasado por la mente que su guerra contra el narcotráfico pueda ser indirectamente la causa de la violencia). Además, lo que es obvio en un tiempo y un lugar no lo es en otros. Recordemos cuan obvio era en Europa hasta el siglo XIX que los europeos eran superiores al resto de los humanos, cuan evidente fue durante milenios que los hombres eran mejores que las mujeres, que los cristianos eran mejores que los musulmanes, los judíos, los budistas, los paganos y los ateos... Puro prejuicio, basado en creencias, no en pruebas. Si queremos saber, y no sólo creernos cómodamente lo que nos gusta o nos conviene, hay que hacer estudios científicos, es decir, estudios armados con todos los mecanismos que han perfeccionado los científicos para evitar (en la medida en que sea posible) los efectos de nuestra gran capacidad de engañarnos a nosotros mismos (estos mecanismos incluyen usar datos cuantificables, presentar pruebas independientes, explicar cómo se cuantifican esos datos, someter todo a discusión en una comunidad de profesionales muy exigentes...).

Para eso, los autores del estudio del ICSDP empezaron por una revisión exhaustiva de todo lo publicado en inglés en revistas especializadas en el tema. A diferencia de los artículos que salen en periódicos y en revistas dirigidas al público general, las revistas especializadas sólo publican lo que cumple ciertas normas más o menos restrictivas de control de calidad. Los investigadores de esta asociación encontraron poco más de 300 artículos con palabras clave como "drogas", "homicidio", "violencia por drogas", "prohibición" y otras por el estilo.

No se quedaron con toda la lista, empero. De estos artículos eliminaron los que no hacían referencia directa a la violencia del narcotráfico y a las leyes antidrogas. Conservaron así 15 estudios, de los cuales 11 son análisis estadísticos hechos con datos reales sobre violencia y presión gubernamental contra narcotraficantes, dos son estudios cualitativos (es decir, apreciaciones bien informadas, pero sin datos cuantificables) y dos son modelos teóricos. Para ponerle números a las variables (violencia, represión policial), los autores de los estudios originales usaron indicadores como número de muertos por narcotráfico, número de enfrentamientos, fracción del total de aprehensiones que correspondió a aprehensiones por narcotráfico en el periodo de estudio, gastos estimados de la policía, número de agentes de policía que participan en la aplicación de las leyes antidrogas y cantidad de drogas incautadas.
Nueve de los 11 estudios con datos cuantificables reportan una relación importante entre recursos invertidos en aplicación de leyes antidrogas y aumento de la violencia. Un estudio reporta que no hay relación entre estas dos variables. Los dos artículos basados en modelos teóricos dan conclusiones opuestas y los dos estudios cualitativos, que se refieren al narcomenudeo en las calles de Sydney, Australia, encuentran relación entre prohibición y violencia.

He aquí algunos ejemplos concretos que aparecen en una table en el estudio del ICSDP. En su estudio de 1989, Goldstein examina 414 homicidios cometidos en Nueva York y concluye que 39 % se pueden considerar como resultado directo de las leyes de prohibición. Riley, en 1998, examina los casos de seis ciudades estadounidenses y reporta que intensificar la represión del narcotráfico aumentó la violencia en cuatro ciudades y la redujo en dos. Maher, en 1999, observa que, cuando aumenta la represión del narcotráfico, el narcomenudeo se va poblando de gente más dispuesta a arriesgarse, y por lo mismo, más violenta, lo que incrementa el grado de violencia en las calles.

Quizá la parte más convincente del metaestudio del ICSDP es una gráfica extraída del artículo del economista Jeffrey Miron (1999). Miron traza dos curvas: una del número de homicidios, otra de gastos estimados de aplicación de leyes de prohibición del alcohol y de las drogas en Estados Unidos entre 1900 y 2000. Las dos gráficas suben y bajan a la par como una pareja de bailarines. En los años 20 y 30 se ven picos correspondientes a la famosa Ley Seca (o prohibition, en inglés) de Estados Unidos, que hoy asociamos con Al Capone, los Intocables, Lucky Luciano y otros nombres de la mafia y la lucha contra el crimen organizado estadounidense. En los alocados años 60 se observa una reducción casi a cero de los gastos en aplicación de leyes de prohibición (para entonces ya no del alcohol, sino de las drogas) y el consecuente descenso del número de homicidios. Luego las dos gráficas vuelven a subir, pero, cosa insólita, poco antes del años 2000 la de gastos policiales aumenta y la de homicidios, por fin disminuye.

Los autores del estudio concluyen que hay buenas razones para suponer que las leyes de prohibición no están dando resultado y sugieren que es hora de cambiar de modelo, sin pronunciarse por ninguno en particular.

Jeffrey Miron resume los mecanismos que pueden estar relacionando las leyes de prohibición con la violencia: en un mercado ilegal, los participantes se ven obligados a resolver sus disputas con violencia a falta de marco jurídico para hacerlo pacíficamente.

En 1921 Albert Einstein escribió sus impresiones de Estados Unidos, poco después de haber visitado por primera vez ese país, en plena época de la Ley Seca. Dice Einstein: "El prestigio del gobierno se ha reducido considerablemente debido a la Ley Seca, porque nada socava más el respeto al gobierno y a la ley que la existencia de leyes que no hay manera de aplicar. Es un secreto a voces que el aumento del crimen en este país está íntimamente relacionado con esto".

¿Prohibir, pero menos? ¿Legalizar? ¿Qué hacer? El problema es peliagudo, pero en todo caso no se va a resolver con creencias, ideologías ni buenos deseos, sino con evidencia científica.